El arte, valor liberador de una genuina catarsis” (Ricardo Molina)

Ricardo Molina: Poeta y escritor procedente de Puente Genil, Córdoba, fundador de la revista “Cántico” a finales de los años 40. Esta revista fue creada con el objetivo de aunar a los más relevantes poetas andaluces del momento, en su mayoría cordobeses: Juan Carandell, Luis de Góngora o Argote además de Juan Ruiz Peña, Rafael Montesinos o Juan Guerrero Zamora entre otros. Una revista que presentaba un carácter crítico  y ecléctico, reunía nuevas voces y recuperaba la Generación del 27 así como algunas notas líricas europeas y americanas;
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Fuente Fotografía

“Como indicó F. Rubio (1976: 319) las revistas poéticas andaluzas de posguerra surgieron “a la sombra del 27”, tomando de esa generación su visión de Andalucía: de ahí las colaboraciones de los andaluces Aleixandre (“Carta a los fundadores de Cántico”, nº 3), Cernuda y Gerardo Diego. Los tres poemas del sevillano, pertenecientes a su libro Como quien espera el alba, (nº 5), eran los primeros que de él publicaba una revista española después de la guerra civil”. Más info aquí.

 

La publicación de Cántico se paró en 1949 (Por motivos de censura según De la Torre (1995: 53)  y no es hasta 1954 cuando reinicia su bagaje con importantes novedades; mejores tintas y diseños, más números publicados y aparición incluso de verso en catalán. Ya no es una revista tan crítica pero sigue expresando su lucha.

 

La desaparición definitiva de la revista se debió sobre todo, según Abelardo Linares, al agotamiento de Molina por problemas personales y su frenética actividad. J. Mª de la Torre rebate esas razones, aparte de su posible cansancio por mantener el cometido con su solo esfuerzo personal, descubre horizontes culturales nuevos, entre los que se encuentra el mundo telúrico y ancestral del Flamenco, según prueban los artículos sobre el tema publicados en noviembre de 1955.” (De la Torre, 1995: 54)

Dentro del universo flamenco, Ricardo Molina entabló gran amistad con el cantaor Antonio Mairena, juntos comenzaron varios proyectos: El “Primer Concurso Nacional de Cante Jondo en Córdoba” año 1956, así como una labor de investigación musical relevante “Misterios del arte flamenco, ensayo de una interpretación antropológica”. Este gran autor, murió en 1968 sin que se reconociera su obra hasta 1982, de ahí las voces de injusticia poética que resuenan en el tiempo.

Hoy destacamos un poema perteneciente a su mejor obra, “Elegías de Sandua” (1948), dedicado a los Patios de Córdoba, hermosa maravilla de nuestra tierra.
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“El patio oye el suspiro de otros días en sus arcos. En las paredes húmedas se estremecen las yedras. Lilas, jazmines y celindas tiemblan gozosos en el aire tibio bajo el beso fugaz de las abejas; pero celindas, lilas y jazmines, yedras de oro y arcos ruinosos no saben cómo un día nos amamos. Llena la fuente está de claras ondas, de agua cara y azul igual que el cielo, la fuente pura y fría a la sombra delgada de las damas de noche que dejan su perfume flotar por la negrura…
Mas no supieron nunca que nos amamos, y la fuente que llora solitaria en la sombra nunca vio reflejarse nuestra dicha en la dulzura inmóvil de sus ondas. […] Subíamos riendo la escalera hasta llegar al alto palomar todo blanco. El patio parecíanos entonces algo triste. Los rayos en las vagas madreselvas diríanse un enjambre de irritadas abejas. El olor del invierno persistía en los abandonados corredores. La sombra de las hojas se movía en los muebles enfundados del gran comedor solitario. Bajo aquel cielo azul de primavera, en aquel palomar completamente blanco, solos, entre aleteos y arrullos de paloma, desnudos y tendidos sobre el sol nos amamos”

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